Si eres como muchas personas con Déficit de atención o alguna neurodivergencia, sabes lo que es sumergirse en algo con una una obsesión tan fuerte que no puedes concentrarte en nada más. Un hiperfoco que te consume por completo, haciendo que todo lo demás desaparezca. La sensación es intensa, pero, ¿cómo saber si esa energía es realmente un talento o solo una distracción pasajera?
Aquí te dejo dos escenarios para ilustrarlo:
Escenario 1: Hacer Pasteles
Imagina que te apasiona hacer pasteles. Te encanta el proceso de mezclado, la creación de nuevas recetas, pero cuando llega el momento de decorarlos, te das cuenta de que no tienes la habilidad necesaria, como el buen pulso o la destreza motora para hacerlo bien. Aunque disfrutes profundamente hacer pasteles, si no tienes esa habilidad motora, por más que lo intentes, no lograrás ejecutarlo bien porque es algo con lo que naciste y no puedes cambiar. Y aunque puedas pensar en delegar la decoración, no sería una opción costo-eficiente. En este caso, el problema no es la falta de pasión, sino la falta de una habilidad que no es fácil de desarrollar. Si esa habilidad motora no está en tus capacidades, seguir insistiendo en esa área no solo te consume energía, sino que podría ser una distracción que te aleja del éxito. Pero algo si puedes hacer es cambiar de producto, por ejemplo crear galletas que no requieran esa parte de la decoración.
Escenario 2: Diseñar Videojuegos
Ahora, imagina que eres diseñador de videojuegos. Tienes ideas innovadoras y un talento increíble para ejecutar esas ideas visualmente, pero cuando se trata de crear un buen storytelling, te das cuenta de que no eres tan bueno en ello. Aquí, la historia cambia. Aunque no seas un experto en storytelling, puedes mejorar esa habilidad, y si no quieres hacerlo tú misma, puedes asociarte con alguien que sea excelente en eso porque los videojuegos siempre requieren más personas para la creación, no solo una. Formar un equipo donde cada persona se enfoque en lo que mejor hace puede ser una excelente solución. En este caso, el storytelling es algo que puedes aprender o delegar de manera efectiva sin que se convierta en un obstáculo.
Aquí está la clave: Una pasión no siempre se traduce en un talento que puedas ejecutar. Puede que disfrutes profundamente hacer algo, pero si no tienes las habilidades necesarias para ejecutarlo o para dar instrucciones con éxito, probablemente no sea el camino para monetizarlo. Aunque un hiperfoco puede ser una fuerza imparable que te impulsa a crear, necesitas que tus pasiones se alineen con lo que puedes ejecutar de forma efectiva para alcanzar el éxito.
Es fácil quedar atrapado en lo que amas, pero el éxito viene cuando encuentras ese punto de conexión entre lo que disfrutas hacer y lo que realmente puedes ejecutar bien. Si una obsesión no se conecta con tus habilidades, puede ser solo una distracción. En lugar de seguir empujando un proyecto que no te llevará a donde quieres, invierte tu energía en algo que puedas ejecutar y desarrollar con el tiempo. Y esto aplica en cualquier industria.
Recuerda: El éxito no viene solo de lo que te apasiona, sino de lo que puedes ejecutar. Encuentra ese punto de conexión entre tus pasiones y tus talentos, y entonces la energía imparable que tienes se convertirá en una herramienta para el éxito real y sostenible.
Este contenido es únicamente con fines educativos y de divulgación. No constituye diagnóstico, tratamiento ni asesoría médica o psicológica.
No soy psicóloga ni psiquiatra. Mi trabajo se basa en experiencia vivida, formación en coaching y revisión de evidencia científica.
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